ÁLBUM

NUEVO ÁLBUM DE MÚSICA!

El nuevo álbum Los Colores de mi Ancestro es un homenaje a las raíces musicales y a los compositores de la región Andina Colombiana y, muy especialmente, a uno de sus referentes más importantes: el maestro César Augusto Mejía Anicharico.

Las canciones comprenden una fusión de ritmos autóctonos tanto de la región andina como de la caribeña colombiana, ya que hacen parte de los orígenes del maestro Mejía Anicharico. Su padre, originario de Zaragoza (departamento de Antioquia) y su madre, de Chiriguaná (departamento del Cesar), reúnen en su legado a las tradiciones de ambas regiones, cuyo mensaje se transmite en las obras que Los Colores de mi Ancestro desea representar. El maestro Mejía Anicharico tiene a su vez una larga trayectoria en las artes, especialmente en la Música Andina Colombiana. Parte de su obra es considerada como patrimonio inmaterial en Colombia. Ello se suma a numerosos premios de composición en ese país y diferentes representaciones en escenarios internacionales.

Estas canciones abarcan sonoridades que resaltan los paisajes y cultura de ambas regiones. En otras palabras, son postales musicales de diferentes colores que narran historias alusivas a Los Andes y al Caribe Colombiano en sus letras y sus músicas. Los colores de mi Ancestro, comprende diez canciones que van desde la cumbia hasta la fusión con ritmos como el bambuco y la guabina. A continuación se describirá un poco su contexto:

AMIGO, una canción cuyo nombre es justamente la representación del nexo entre Catalina y su padre, más allá de su vínculo biológico. La letra de esta canción es un llamado a cuidar las relaciones en el transcurso de la vida, especialmente con aquellas personas con quienes nos reconocemos en nuestra humanidad y con quienes nos acompañamos en las fases simples, pero sobretodo en las complejas del camino. Para el arreglo de esta canción participaron varias personas cosideradas maestros de la música andina colombiana. Amigo abre el ciclo de las canciones del álbum, como elemento central y representativo de la camaradería que siempre ha existido entre padre e hija.

GOZADERA, su letra y su música invitan a la fiesta por estar vivos. A imaginarnos por un instante qué sentiríamos si nos despidiéramos del mundo material, al tiempo que concluye la canción diciendo que mientras no sea ese momento aún, tenemos la posibilidad de conectar con la gozadera de vivir. La música representa eso justamente: un juego de saxofones junto con otros instrumentos de percusión que lucen los sonidos de una cumbia muy alegre.

INTUICIÓN, es una canción que hace alusión a la resiliencia como seres humanos. Ni el huracán ni el vendaval pueden derribar la fuerza del espíritu humano cuando se escucha y se sigue el camino de la intuición. Un camino que Catalina explora a través de las enseñanzas de sus ancestros y que invita a recorrer en la motivación de esta canción. El arreglo de la canción fue escrito para el formato de trío típico colombiano: guitarra, bandola y tiple, y es un viaje armónico de diferentes texturas que contrastan lo que una persona podría experimentar en un momento de crisis y al salir de ella siguiendo su intuición.

EN UN VELERO, describe cómo al navegar se abren espacios también para reflexionar sobre los avatares y dificultades en el camino, y cómo al mismo tiempo es posible dejar las preocupaciones atrás y conectarnos en ese viaje en la nave con la que estemos cruzando ese mar. La música es muy alegre y busca desde la simplicidad recrear el viaje naval que hace una alegoría al viaje personal y espiritual de cada persona.

LOS COLORES DE MI ANCESTRO, narra la historia de cómo se conocieron los padres de César Augusto en una oficina de Telégrafos en el caribe colombiano. Los detalles tanto de la letra como de la música muestran los matices y contrastes de aquel escenario, del enamoramiento. Las cuerdas frotadas en las secciones en las que aparece el ritmo de danza le dan un toque sutil al aire caribeño que tiene esta canción.

AGÜITA, es un bambuco creado para homenajear al agua en sus diferentes estados, con el poder universal que tiene en todas sus expresiones: desde los pequeños brotes en la espuma de la leña que arroja su humedad al encenderse, como en el flujo de un pequeño riachuelo. El agua carga el misterio sanador en sus entrañas, y es así como esta canción pretende darle un lugar especial al lavar nuestras heridas y limpiar nuestro dolor. El juego de voces para esta canción es la mejor manera de ilustrar todos esos estados que, con diferentes tensiones e intenciones, se funden perfectamente para recrear el viaje del agua como elemento universal y vital.

CATALINA, es una canción escrita y compuesta por el maestro Clemente Díaz. Una leyenda viva de la guitarra clásica, quien nos ha brindado un legado musical exquisito para el repertorio mundial, como Recuerdos Payaneses y otras clásicas para la guitarra. El maestro Díaz se conoció con Catalina y con su padre César Augusto en Ginebra, en el marco del Festival Mono Núñez. Fue tal el vínculo afectivo que se construyó desde aquel entonces, que el maestro Díaz quiso regalarle esta canción a Catalina. Su música y arreglos son muy sutiles y están escritos para tres guitarras.

LUCECITA, está inspirada en la reflexión y visos de la luz sobre la ventana durante un atardecer en Los Andes colombianos. Los diferentes matices de aquellos colores, le dan vida a la letra de esta canción, que se apoya en un ritmo muy especial como lo es la guabina. Tiene metáforas alusivas a los elementos que logra iluminar un atardecer. El tiple, instrumento autóctono colombiano, juega un papel central en la canción.

NOCTÁMBULA, es un viaje por los pensamientos que incurren en la mente en noches de insomnio. La duda, las preguntas existenciales, las treguas frente a los contratiempos y el desvelo motivan la narrativa de la canción para concluir que cuando uno se cuestiona tanto todo, se deja de honrar el momento presente y, por lo tanto, se puede honrar nuestro tiempo a través de estar más presentes con nuestra intuición y de valorar la simplicidad de las cosas. Tanto Catalina como César Augusto, su padre son personas más activas durante la noche. Noctámbula divaga en su letra por diversos rincones de los pensamientos dubitativos y explora en su música los sonidos de una noche de desvelo.

LOS SONIDOS DE MI TREN, es la canción que recopila lo que sería un viaje por la vida. Habla del tren de la realidad y del tren de la ilusión, y de cómo permanentemente nos vemos viajando entre ambos trenes. Uno de los mensajes de su letra son los “sonidos” del tren propio que nos llevamos con nosotros al partir de este mundo. Por ello, ni el afán, ni la prisa deben ser la compañía en la jornada diaria. La música tiene muchos elementos sonoros y creativos para recrear los sonidos de un tren. Esta canción cierra el ciclo de estas diez canciones al llevar simbólicamente consigo en sus diferentes vagones, las experiencias e historias de vida del maestro Mejía Anicharico.