Inspiración en ella
Y había gente escampándose bajo los puentes, protegiéndose de la lluvia que caía como rocío. Yo no podía sentir más alegría al evocarte. Corrí para llegar de primera a nuestros campeonatos en la esquina de las arepas, junto al teléfono público. Me topé de frente con el atardecer por el bosque de recuerdos. Sólo podía mirar al cielo y sonreír como una niña recordando nuestras vueltas a Colombia en bici por todo el barrio. De ese burrito saltarín por suerte sólo nos quedó la carcajada. Del gusanito la estirada y del frenazo en falda, la acrobacia. ¿Te acuerdas?
La gente me miraba como al loco del tango.
Empapada por el camino de la bici ruta, corriendo y celebrando al mismo tiempo tu vida en mis memorias. Ví una cometa enredada en un árbol. No era de trapo, ni había barquitos de papel por el río.
Pero el camino colindaba precisamente con ese potrero, aquel de la paleta en Salento donde sabiamente te quedaste esperando. Si pudiera pedirle al cielo, volver a jugar al salta salta, al jazz, a la reportera y al avión de vuela vuela, le pediría sólo una risita más de esa crespita que me iluminó tantas veces el alma y el juego.
Se lo pediría, para reclinarme sobre esas bellas memorias cientos de años más.